Quien es Oblivion Rosenoire?

Hacia mucho tiempo, yo viví con una familia de " científicos locos"... o bueno así los acusaban constantemente, yo fui una de sus creaciones, su hija y conejillo de indias, algunas partes mecánicas duermen en mi como sustitución de las orgánicas, fui parte de experimentos exitosos que me mantienen con vida.

Un pueblo enardecido ataco por la noche, masacrando lo que era mi "familia", alcance a huir en medio de todo, pero sin embargo nunca entendí lo que era el valor de una caricia, un abrazo paternal, los consejos maternales y ni los cuentos antes de dormir. No se que edad tengo, no se cuanto tiempo ha pasado, pero de igual manera no importaba, aprendí un poco de los humanos, la amistad, el odio, la generosidad, la avaricia y claro alguna vez el amor... este ultimo fue algo peligroso , ya que daño el mecanismo de mi pecho... no lo he podido reparar, y ya no tenia quien lo reparara, me acostumbre a vivir y vagar así,... termine como una vagabunda por este mundo.

No tengo un lugar fijo, ni a donde ir , ni donde dormir, pero a fin de cuentas aprender me hacia feliz... pero llega un momento en que te preguntas que hace uno aquí?, porque vago sin rumbo fijo, y solo ella tuvo la respuesta.

Me hacia sentada en un acantilado,pensando en lo minúscula que me veía ante ese gran vació, y de entre una densa cortina de humo, inicio un calor que podría decir era causado por el mismo fuego del averno, la tierra retumbaba y el aire sacudía todo .... salio ella tan hermosa, una belleza saliendo del mismo infierno se podría decir y a lo lejos divise una silueta de un extraño hombre de cabello largo, enmarañado...Y esa nave me susurraba, excitaba mi corazón, y no sabia que hacer ante este revoltijo de sentimientos, no se si sentía miedo, o estaba abrumada, o feliz?... o simplemente confundida?

La nave se acerco gentilmente hacia a mi, el extraño ser se acerco a mi como si me examinara... Subí a ella sin titubeo alguno, había viajado ya por tanto tiempo que no temía navegar a los barcos,ni aviones, mis conocimientos previos podrían ayudar, sin mas, comencé a oírla, entenderla y comprender su funcionamiento, se que mi destino era finalizar aquí mi camino, todo lo que había buscado estaba aquí con o sin recompensa alguna. La Nemesis Divina me acepto con ella, de alguna manera termine como capitana, tal vez por que podía oír su susurro, hemos pasado muchas cosas juntas, y lo único que se es que terminaríamos igual.

No se cuanto tiempo a pasado, ni cuando inicio, por lo tanto, menos en cuanto acabara, lo que si se, es que ella siempre sale sonriendo torcidamente sin importar en donde este.

Clockface -lo que soy ahora- recuerda ese “Atelier de Poupée”, ese laboratorio de muñecas.

Me recuerdo antes de ser Clockface, aferrándome a un tablón, flotando en alta mar, sin poder nadar a falta de piernas. Recuerdo los muñones vendados ensangrentados atrayendo a los tiburones. Recuerdo todas las noches a esa sirena y por qué perdí mis piernas.

Ya no duermo, pero recuerdo esas pesadillas, despertar y seguir viendo a esas muñecas moverse, caminar, hablar, abriendo sus ojos. Todas de cabello natural, todas hermosamente vestidas, todas terribles para mí. Es a lo único a lo que no le he perdido el miedo.

En ese maldito lugar conocí a Oblivion Rosenoire, antes de ser capitana, antes de que yo fuese esta abominación. Esa familia de “científicos locos” diseñó mis prótesis, resistentes al agua marina, incansables en cuanto estén aceitadas, con ellas he recorrido todos los desiertos, todos los mares de la Luna.

Van der Decken estaba ahí y su barco, la mítica Némesis, -antes de ser Divina-, cuando cubría las rutas comerciales con la Atlántida. Esa familia, como los ficticios Frankenstein, no sólo reanimó a un Prometeo, sino que también fabricó a una mujer, una niña, un perro y un Clockface.